En el proceso de la formación humana nos encontramos con un concepto determinante,
y este es el de “modelo” o referente. Necesitamos, sobre todo a edades tempranas, modelos a los cuales dirigir
nuestras miradas, los niños requieren de referentes en su recorrido que ayuden en su proceso de
socialización; espejos, dirán otros, donde mirar. Lo cierto es que en las
sociedades siempre hubo héroes, aquellas personas cuyo pensamiento y comportamiento
eran considerados ejemplares.
Los héroes o modelos tendrán un papel
fundamental dentro de los sistemas sociales y dependerá en buena medida del
tipo de referente que se tenga para que se “obtenga” un comportamiento social
más conveniente o menos. Deberemos atender pues a cuáles son los
referentes sociales -y por qué lo son- para empezar a comprender por qué nuestras
sociedades se basan en valores como el materialismo o la insolidaridad. ¿Cuáles
son los héroes sociales? ¿En qué espejo se mira la sociedad? ¿A quienes admiramos?
Y las respuestas a estas preguntas no pueden ser más desoladoras: admiramos a quienes
poseen muchos bienes materiales -personas exitosas dirían algunos, midiendo por
tanto el éxito en función de las posesiones-; alabamos a toda persona con fama
independientemente de cuál es el motivo de su popularidad. Nuestros héroes
serán de este modo personas ricas, famosas y normalmente vacías de contenido.
Así, no hallaremos 'liderando' la acción seres solidarios que luchan por construir un mundo más justo
sino que nos topamos en la mayoría de ocasiones, como
decimos, con sujetos que actúan estrictamente en base a la posesión material o
al poder. ¿Por qué en lugar de ensalzar a las personas del primer tipo solemos
admirar y aspirar a convertirnos en seres del segundo?
Los falsos héroes y sus valores, en
efecto, nos son transmitidos a través de la principal arma formativa social:
los medios de comunicación -o mejor dicho los medios de adoctrinamiento-,
siendo la mayor de estas armas la televisión aunque ahora también internet,
-tema que merecerá un capítulo aparte-. A través de los medios se nos impondrán
los modelos y a través de los modelos se nos transmiten los valores por los que
deberemos regir nuestro comportamiento o actuación. Así, la consigna será que
lo admirable es, como decimos, lo material y lo superfluo, la individualidad
más exacerbada o incluso el egoísmo más patológico. Estas serán las
características que poseerán los modelos que son “lanzados” a través de los
medios y esta será la conducta que deberemos ir interiorizando.
Y aquí se nos presenta una de las claves:
¿por qué los modelos de conducta que se ofrece por los medios son seres individualistas,
egoístas, superficiales y vacíos de contenido? Y esta respuesta, lamentablemente,
no es otra que lo que se busca es que la sociedad adopte los valores que se nos
ofrecen con el modelo. Tenemos pues que lo que se pretende lograr no es una
sociedad basada en la solidaridad sino en el egoísmo; no se estará buscando por
tanto la “construcción” de seres que cultiven la empatía sino al contrario, se
estará forjando la formación de seres insensibles y vacíos. Y es que el proceso
en el que vamos adoptando la escala de valores del héroe es más inconsciente
que consciente, es decir, que la sociedad a la cual se le ofrece -o inculca- un
sistema de valores del todo inadecuado irá progresivamente haciendo suyo dicho
sistema, siendo este proceso como decimos en gran medida
inconsciente.
Nos encontramos pues con el gran
inconveniente de que en base a sus intereses espurios el sistema económico e
irracional nos impone estos pseudomodelos, pero a la vez tenemos la esperanza y
la posibilidad de anularlos haciendo consciente el proceso inconsciente por el
cual forjamos en nosotros mismos nuestra escala de valores, un necesario
autoexamen personal y social para ir reemplazando lo que no nos sirve o es
contraproducente.
Y no dependerá de nosotros el tipo de
referente que se nos ofrezca desde el sistema imperante; pero en buena medida
sí de nosotros dependerá, desde la autoconciencia individual y social, el ir
sustituyendo en nuestro código ético estos falsos modelos con sus falsos
valores por un sistema personal que nos permita el desarrollo de nuestras capacidades y el ir encaminándonos hacia la formación de
una sociedad más justa y solidaria.
Vicente Berenguer
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